Pastoral Universitaria Mar del Plata
Meditación con los docentes cuaresma
8 de abril de 2011
introducción
Nos encontramos hoy en la Casa del Señor para ofrecerle a Él nuestro trabajo de este año y acompañarnos, como hermanos, en nuestra tarea común. Ponemos en sus manos amorosas nuestros proyectos, nuestros temores, nuestras inquietudes, nuestras equivocaciones, nuestra voluntad de servir. Con confianza ilimitada nos abandonamos en Él y descansamos en Él.
En este tiempo de Cuaresma, nos preparamos espiritualmente para el año lectivo.
Al igual que Jesús, que transitó hasta llegar al punto máximo en su Pasión por medio de las dificultades y de la angustia, pero confiado en la voluntad del Padre, queremos asumir el dolor con fortaleza y esperanza.
Al igual que Jesús, que se entregó totalmente, queremos entregarnos sin reservas a nuestra tarea como profesores.
actividad
Jesús: En este tiempo de Cuaresma te pedimos que nos enseñes a revisar nuestro quehacer docente y que lo renueves con la luz de tu amor. Perdón, Señor, por las faltas que cometemos en nuestros lugares de trabajo: la crítica, la pereza, el desánimo, la impaciencia.
Pensemos ahora, concretamente, en aquellas actitudes que queremos cambiar y no podemos, y pidamos a Jesús que las ilumine y las transforme con la luz de su gracia.
Las personas que trabajan junto a nosotros están allí porque Dios las puso a nuestro lado: nuestros alumnos, nuestros compañeros docentes y no docentes. Le pedimos a Jesús que derrame sobre ellos su bendición.
1 (alumnos)
Mc. 10, 13-16
“Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: ‘Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él’.
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos”
intención
Señor: Vos que permitiste que los niños y jóvenes se acercaran, enseñanos a ver a nuestros alumnos como pares en formación.
2 (docentes)
Mc. 9, 33-35
“Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: ‘¿De qué hablaban en el camino?’
Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: ‘El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos’.”
intención
Señor: te queremos agradecer hoy por los compañeros de trabajo que nos regalaste, los profesores con los que compartimos la tarea cotidiana. Derramá humildad, reconciliación y unidad entre nosotros. Que podamos poner nuestros dones al servicio de todos, a ejemplo tuyo.
3 (no docentes)
Mt. 7, 12
“Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas”
intención
Señor: te presentamos hoy nuestros vínculos con los compañeros no docentes, que acompañan cada día nuestro trabajo. Enseñanos a cultivar la reciprocidad y el compañerismo y a trabajar juntos por el bien común.
4 (proyectos de investigación)
Mc. 4. 21-23
“Jesús les decía: ‘¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero?.
Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse.
¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!’.”
intención
Señor: como Cristianos queremos seguir tu rostro, que nos ilumina, para poder transitar por todos los aspectos de nuestra vida profesional bajo tu atenta mirada misericordiosa.
Gál. 6: 2-5.9
“Ayúdense mutuamente a llevar las cargas, y así cumplirán la Ley de Cristo.
Si alguien se imagina ser algo, se engaña, porque en realidad no es nada.
Que cada uno examine su propia conducta, y así podrá encontrar en sí mismo y no en los demás, un motivo de satisfacción.
Porque cada uno tiene que llevar su propia carga.
No nos cansemos de hacer el bien, porque la cosecha llegará a su tiempo si no desfallecemos”
oración final
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
V. Amen.
